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Miel Entre Tejocotes

Hay mieles que vienen de un solo tipo de flor… y Entre Tejocotes, que nace de un paisaje completo.

Esta miel surge en Cuapiaxtla, Tlaxcala, muy cerca de Huamantla, en un territorio rural donde conviven cultivos de amaranto, cebada y otros granos que pintan el campo en franjas.

Entre cada cultivo hay linderos: pequeñas franjas de árboles y vegetación nativa que sostienen la biodiversidad.

Ahí es donde todo ocurre.

¿Por qué “Entre Tejocotes”?

Porque justo en el lindero donde viven dos árboles de tejocote —uno a cada lado, como si cuidaran la entrada del apiario— las abejas trabajan.

Los tejocotes no solo dan nombre; son parte del paisaje que alimenta a polinizadores, aves, insectos y a todo lo que depende de esos ciclos.

Este tipo de territorios, donde agricultura y vegetación nativa conviven, producen una mezcla particular de néctares: floraciones silvestres + floraciones agrícolas + aromas del lindero.

Por eso esta miel tiene un sabor más robusto, frutal y ligeramente especiado, con una personalidad que no se puede estandarizar.

Es una miel que sabe a vida rural:

al aire frío de Tlaxcala,

al sonido lejano de los campos,

y a esos árboles de tejocote que florecen en silencio pero sostienen más biodiversidad de la que imaginamos.

¿Qué la hace única?

– Nace donde se cruza el agro con lo silvestre.

– Su sabor combina néctares de cultivos y árboles nativos.

– Tiene un perfil frutal robusto que viene directo del tejocote y sus vecinos.

– Representa un ecosistema rural que sigue vivo gracias a sus linderos.

Miel Entre Tejocotes: frutal, profunda y honesta.

Una miel que nace justo en medio de dos mundos.

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